Y llegamos al curso 2006/07 que me marcó, al igual que el siguiente, muy profunda y positivamente en la dimensíón profesional y que contribuyó de manera notable, sin yo ser muy consciente de ello en ese momento, en el despertar de mi gran pasión.
Tras superar, por fin -era la cuarta vez que me presentaba- el proceso selectivo llevando todos los temas preparados, elegí el IES Lázaro Cárdenas de Collado-Villalba para hacer las prácticas desde la intuición y convicción profunda de que iba a prender y desplegarme profesionalmente como nunca lo había hecho hasta la fecha y que me iba a sentir como en mi casa y con relaciones muy especiales y profundas a nivel profesional como así fue,
Hoy las relaciones con esas personas perduran en forma de buena o muy buena amistad perviviendo el vínculo profundo aunque no se pueda desarrollar un actuar profesional conjunto... incluso porque alguna ya ha fallecido.
Pero fue mucho más que eso: sin yo saberlo, estaba en el sitio idóneo para que resurgiera mi pasión por la montaña. Había y sigue existiendo un Club de Montaña (de alumnos, profes y personal no docente) y mi compañero Ramón no hacía más que decirme que fuera a las salidas lo cual me tentó muchísimo desde el primer momento, si bien había perdido casi por completo mi forma física.
Pero como el gusanillo estaba ahí, me acabé animando y yendo al Decathlon a comprar calzado adecuado y me hice con mis primeras zapatillas de media caña con gore-tex y calcetines adecuados y allá que me fui a ir del Puerto de Navacerrada a Navacerrada por la Cuerda de las Cabrillas y el Valle de la Barranca.
Recuerdo lo que me costó subir por la Senda Arias, pero disfruté como hacía muchos años no lo hacía, aunque acabé bastante cansada.
Por el intercambio, la memoria de prácticas y que no todas las salidas eran adecuadas para mi estado de forma física, sólo fui a otra que fue a la ascensión al Pico Peñalara desde el Puerto de Cotos a comienzos de mayo. ¡¡Madre mía, lo que me costó subir muchos de sus repechos, entonces!!
Pero, aún con todo, disfruté muchísimo y con ganas de volver y me sentí crecer subiendo paso a paso y dejando que me ayudaran al pasar los neveros que todavía quedaban (todavía no disponía siquiera de un bastón...).
Pero ya me estaba enamorando, de nuevo del caminar por la montaña y del senderismo en general y decidí dedicar una parte del verano a ponerme algo en forma haciendo pequeñas rutas...
Y un día, por azar, navegando por internet, vi que había un par de remontes en funcionamiento en verano en Sierra Nevada y, en seguida sentí que era el momento de intentar ascender al Veleta...
Vi encima que había otras mini-rutas y rápidamente sentí que era el lugar ideal para volver a empezar y más si iba a ir sola....
Además, quería a un Parador que estuviera en algún bello paraje natural y descubrí que había uno en Cazorla, así que ni corta ni perezosa, hice también allí otras rutillas en el verano del 2007.
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